Mostrando entradas con la etiqueta Reflexiones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Reflexiones. Mostrar todas las entradas

sábado, 21 de diciembre de 2013

Joven

Sabes lo que te gusta
y lo que no te gusta.
Sabes lo que quieres
y lo que no quieres.
Sabes lo que opinas
y sabes por qué.
Sabes qué se te da mal
y qué se te da bien.
Sabes amar y sabes detestar.

Te empiezas a conocer y sabes, con una sensación de vértigo que aún no se quiere difuminar, que has crecido, que eres joven y que empiezas a ser algo cada vez más grande, y que poco a poco dejas de sentirte demasiado pequeño para afrontarlo. Ya no da miedo mirar atrás, ni mirar al frente. Ya no da miedo asomarse al espejo. Ya no da miedo pensar. Lo tienes cada vez más claro.

Y todo esto no te hace más que ser cada vez más
libre

martes, 2 de abril de 2013

Conclusiones de aquello

Hablando conmigo misma llegué a la conclusión de que todo aquello no fueron más que vueltas y vueltas que da la vida. Lecciones que debía aprender y experiencias que tenía que vivir.

-Cuando a la rutina le da pereza continuar, ocurren estas cosas. No podemos asentarnos mucho tiempo en lo mismo o no avanzaríamos. En esta vida tenemos que evolucionar, ¿entiendes?
-Sí... -Bib parecía concentrado en una lectura que debía ser muy interesante en su ordenador portátil.
-Pase lo que pase, ocurran los cambios que ocurran, tienes que quedarte siempre con lo bueno, aprender.
Sabía que el jovencito no encontraría el mismo sentido, claridad y nitidez que ella en todas esas palabras que pretendía enseñarle. Pero no se rindió.
-Tienes que quedarte solo con tres cosas, y te prometo que ya paro. ¿Me oyes, Bib?
-Sí, sí. -Y, acto seguido, levantó sus enormes y limpios ojos verdes del ordenador y atendió a su hermana mayor. Ella lo miró y deseó que todo ese potencial que había en él no desistiera nunca en salir a la luz, que nunca la vida le hiciera todo el daño por el que había tenido que pasar ella, que toda la belleza de ese pequeño y maravilloso ser humano persistiera por muchos años y, sobre todo, que fuera siempre feliz. Los empeños inconscientes por hacerle de madre no se contenían, por lo que se veía obligada a darle a menudo lecciones como aquella.
-Sé siempre coherente contigo mismo. Aprende de todo y de todos. Quédate con lo bueno. Sé siempre sincero contigo mismo y con los demás. Y, nunca, nunca, nunca, dejes de ser buena persona.
-¿No eran solo tres cosas?
-¿Y tú crees que con eso iba a ser suficiente?
Tritia besó a Bib en la frente y, grabando con cariño sus pupilas contentos en su mente, se fue a la cocina a seguir preparando la cena, con el mismo amor y dedicación de siempre.

lunes, 31 de octubre de 2011

Sensaciones fuertes

Son como reír, llorar o ver una película de terror.
Son como saltar de un árbol o dejar que el viento me revuelva el pelo.
Como correr, bailar o gritar.
Me hacen libre:
esas niñas, a las que llamo
amigas.

viernes, 28 de octubre de 2011

Dieciocho

Desde hoy, soy mayor de edad.

Sobra toda
palabra;
pues es solo una
cifra.

sábado, 13 de agosto de 2011

Vocación

Vocación. Desde muy jóvenes edades ya nos obligan a encontrarla, aunque muchos se quedan en perpetua búsqueda. A mi parecer, con quince años no tenemos madurez suficiente para saber a qué queremos dedicarnos, y lo peor es que tampoco se nos enseña todo el amplio repertorio de posibilidades que tenemos para escoger un futuro. Pero no he venido hoy a criticar nuestro sistema educativo. Lo que me trae aquí es la liberación que he vivido de un miedo inaguantable: la vocación, o, más bien, su búsqueda. Os sitúo en mi contexto: Con quince años decidí ser arquitecta, o ingeniera industrial, quizá de caminos. Pero el año pasado cambié mi futuro y decidí que quería estudiar medicina. Ahora que, después de una muy ardua lucha, estoy matriculadaen la facultad de medicina, todo el mundo se empeña en recordarme que esa es una carrera de mucha vocación. Y me preguntan si yo la tengo, o si me mueven más el dinero, el prestigio, etc. Si hago medicina porque he encontrado en ella mi verdadera vocación. ¿Verdadera? Creía que vocación solo había una.
En fin, aún no sé si la he encontrado, si no. No sé si estoy segura de saber lo que es. En todo caso, sé que lo son las matemáticas. Y hasta el último momento dudé entre ellas y la medicina. Hasta el último segundo. Pero he decidido dedicar mi vida a algo que me gusta, a algo en lo que podré ayudar a mucha gente, a algo por lo que siento mucha curiosidad y muchas ganas de aprender. He elegido mi futuro, y aunque tenga otras vocaciones, estoy feliz con lo que me espera por delante.
Si me permitís un consejo a los más jóvenes, no os ofusquéis en buscar y buscar vuestra vocación, por experiencia sé lo angustioso que es. Dejad que ella vaya sola a vosotros, aparecerá.

martes, 7 de junio de 2011

¿Deporte, religión o cultura?

Imagen de http://www.mundodeportivo.com
Imagino que muchos habréis oído la noticia: la FIFA  ha prohibido a la selección femenina iraní de fútbol participar en los juegos olímpicos de 2012, por hacerlo las jugadoras con velo en la cabeza. Pues bien, hoy venía a dar mi opinión sobre le tema, pero más que a eso, a pedir la vuestra. Veréis yo opino que el deporte no debe estar unido a la religión, ni mucho menos a la política o cualquier otra ideología. El deporte y las olimpiadas tienen esa finalidad, competir sin ideología, la competencia de la physis (lo natural). Y por eso veo del mismo modo que esas chicas salgan con velo al campo de juego a que otro equipo, español por ejemplo, saliese al campo con camisetas promocionando a nuestro presidente o en contra del fallecido dictador franquista. O que salieran con el velo cristiano, que también existe. Sería la misma situación, con la diferencia de que no ocurre. Pero, ¿por qué? ¿Es por nuestra desligada cultura de la religión? En parte sí, pero más que nada es por no mezclar deporte-política o deporte-religión. Por otro lado, yo no veo mal que las mujeres islámicas vivan en sociedades occidentales y lleven velo, ¿no tenemos libertad de expresión? Pero ese es otro tema que ahora no viene al caso.
Me gustaría leer vuestros puntos de vista, porque creo que el mío no está lo suficientemente argumentado, y quisiera enriquecerlo, si no es mucho pedir, claro ;)

sábado, 19 de febrero de 2011

¿Por qué lloras por eso?

"No sonreímos porque estemos felices, estamos felices porque sonreímos. Del mismo modo, no lloramos porque estemos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos". Algo así leí hace un par de años, y desde entonces no me lo he arrancado de mis pensamientos.
Siempre me pregunté por qué la gente lloraba. Cuando era más pequeña, que aún lo soy, pensaba que el llanto debía ser reservado solo para las ocasiones que lo merecieran, y juzgaba de inútiles todos los llantos por "tonterías" que le pasaban a la gente. Siempre que he visto a alguien llorar, he intentado averiguar el porqué. Y así he valorado si el hecho era un hecho importante o un hecho tonto. Y cuando lo descubría por mí misma y luego lo corroboraba sentía una satisfacción solo comparable a cuando resuelves una ecuación matemática de la cual no te dan los suficientes datos para resolverla de manera común y corriente. La mayoría de las veces se trataba de un hecho tonto, como puede ser el haber perdido el paraguas, el que tu novio no te haya llamado, el que hayas suspendido un examen... Hechos tontos, pensaba, y no justificaba para nada esos llantos. Los consideraba inútiles y absurdos. Yo creía que había que llorar por la muerte de un ser querido, o porque no se encontraba sentido a la vida, eso eran hechos importantes. Y supongo que lo pensaba  por dos razones: la primera, porque he desperdiciado muchas lágrimas injustas por hechos tontos y decidí acabar con ello; y la segunda, porque he llorado muchas otras por hechos realmente importantes. Pero ahora sé que mucha gente llora porque está agobiada, o por necesidad de desahogo, o porque una persona a su lado está llorando también, o porque llora y eso le hace llorar aún más. Y eso transforma a muchos hechos tontos, no en hechos importantes, sino en "otras causas" de llanto. Porque, y esto antes no lo concebía, también hay muchos tipos de llanto, y no aconsejo que queráis comprobarlo.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Estás sola

Un día te levantas y te das cuenta de que hace tiempo que ya no es igual. Has estado semanas diciéndote "a ver si hablo más con este o aquella, que hace mucho que no sé nada de él". Te das cuenta del tiempo perdido, de todo el tiempo en que estuviste creyendo hacer lo correcto, lo que te apetecía realmente, y ahora te ves solo. Aquel grupo con el que antes salías parece ni conocerte. Ya no cuentan contigo. Les escuchas hablar de una super-quedada en un puente largo y tú no estás invitado. Y te preguntas por qué. "¿Qué he hecho mal?" "¿Qué me hace diferente?" "¿Qué ha cambiado?" ¿Realmente eres solo tú el que ha cambiado? Y los demás... ellos tampoco han hecho nada para mantener la relación, ¿por qué? ¿Acaso eres tú el único que se da cuenta de que la amistad de antes se ha acabado? El único que piensa que algo tuvo que hacer mal, que está solo. Miras los perfiles de tus amigos por internet. Ves miles de fotos de todos juntos, sonrientes. Los que antes te llamaban para ese tipo de fiestas. Ahora para ellos nos existes, simplemente eres invisible.
No puedo entender qué he hecho mal. Por qué en todo este tiempo nadie ha hecho nada para remediarlo, para que la barrera entre nosotros no fuera tan enorme. Ni yo, ni nadie. ¿Acaso nos daba igual? A mí por lo menos no. Creía haber superado el ser diferente gracias a vosotros, creía que me queríais y aceptabais como soy, y no porque pasabais alguna tarde a gusto conmigo. Y ahora la que está sola soy yo.

jueves, 28 de octubre de 2010

Diecisiete

Diecisiete años. Bonita cifra, todas lo son. Pero dejemos a un lado mi predilección por las matemáticas ahora. He venido aquí hoy a anunciar que
¡Hoy cumplo 17 años!
Diecisiete ya... Hoy ha sido un día de recordar, de recuerdos y de nostalgia de esa vida despreocupada y sin tormentos de cuando una tiene 11 ó 12 años, o 13. Hoy he tenido un día de muchas reflexiones. Dejando a un lado las dedicadas a investigaciones sobre cuál sería mi regalo o qué podría preguntar el profesor de lengua en el examen de hoy, la reflexión más importante que he hecho ha sido la de que hoy he dejado una etapa de mi vida atrás. Me he dado cuenta de que no es lo mismo tener dieciséis que tener diecisiete. Tampoco es lo mismo catorce que quince, o quince que dieciséis, pero son edades todas pertenecientes a la misma etapa, a la febrilidad de una juventud en pleno maduramiento (¿esa palabra existe?) de la adolescencia. Con dieciséis años una puede ser todavía una chica alegre, algo despreocupada también, con ganas de aprovechar al máximo cada momento y que se puede permitir cierta inmadurez en momentos dados. Y no es que al llegar a los diecisiete me haya dado un soplo de vejez de repente. Tampoco es que me crea mayor. Es solo que las edades se notan, y que la vida a estas alturas, mi entorno, mis amistades y mi familia cambian conmigo. Y cambian con ello su actitud hacia mí. Ahora que he llegado a esta edad casi adulta legalmente creo que es hora de pararme a pensar y sentar algunos aspectos en mi cabeza. A estas alturas ya no me puedo permitir ser irresponsable o tener el egoísmo propios de la inmadurez, entre otras cosas. Mientras tanto seguiré siendo la misma de siempre, esa chica que suele caer bien, aunque tímida. Esa chica amable que siempre brinda sonrisas reparadoras. Y jamás acabaré con la niña que llevo dentro, con ese infante que todos llevamos dentro.