lunes, 29 de noviembre de 2010

2ª Parte

-¡Luna! ¿Bajas a ver la tele?
-No mamá, voy a conectarme un rato.
Luna no tardó en cerrar todos los libros y encender el ordenador a toda prisa. Estaba deseando esos minutos de relajación charlando con sus amigos. Y más aún deseaba saber si los nuevos amigos que había hecho la habían agregado ya.
-¡Hola Luna!- primer mensaje. Era Jaime, uno de sus nuevos amigos. Fue él quien le había presentado a todos los demás, por lo que le estaba muy agradecida.
-¡Hola!
-¿Qué tal te parecieron mis amigos?
-Oh, bien, me cayeron muy bien.
-Y... ¿te moló alguno? Porque me parece que alguno sí en especial.
-Pues... Puede que sí.
-Andrés, ¿a que sí? Siempre liga el cabronazo.
-Bueno, él es el que mejor me cayó -Luna escribía entusiasmada- después de ti, claro.
-Vaya, vaya. Y, ¿sabes que tiene novia?
Algo dentro de Luna se vació por completo, algo se rompió en su interior. De repente era como si su habitación se hubiese vuelto oscura.
-Pues... No, no lo sabía.
-Vaya, perdona. Pero tú le caíste muy bien a él también. No paró de hablar de ti desde que nos despedimos.
Un pequeño destello iluminó la sonrisa de Luna de nuevo.
-Oye Jaime, tengo que irme ya. Hasta luego.
-¡Adiós guapa!
Luna cerró todas las ventanas de su ordenador, y se quedó mirando fijamente su fondo de pantalla. Aquella foto que se hizo unos días antes con los nuevos amigos que había conocido. ¡Qué feliz momento! En el que daba la casualidad de que Andrés posaba, sonriente, a su lado.

sábado, 27 de noviembre de 2010

El comienzo

-Mira, estos son mis amigos. Son de las afueras de la ciudad, pero son buena gente- aquel último susurro la dejó atónita.
-¡Hola! ¿Cómo os llamáis?
-José- dijo uno de ellos, sonriente.
-¿Nosotros? Dinos primero tu nombre, ¿no?
Ella lo miró divertida.
-Yo, soy Luna, encantada- supo poner su sonrisa más arrebatadora.
-Yo soy Andrés- también sonreía.
-Sois del mismo barrio que yo, ¿lo sabíais?
-Ah, ¿sí? No te habíamos visto nunca antes por allí.
Y aquellos tres desconocidos pasaron más de una hora intercambiando impresiones. Había pocas cosas que le gustasen más a Luna que conocer gente nueva, y más si esa gente estaba tan interesada por ella. Sabía controlar bien estas situaciones.
Su tiempo ya había acabado, el local había cerrado. Era de noche.
-¿Nos veremos algún día?- Andrés.
-¿Por qué no?
Ella se despidió amablemente de todos ellos, le habían caído muy bien. Pero uno de ellos de forma especial...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Me pasaré menos

Más vale tarde que nunca, y tras la larga ausencia que llevo arrastrando durante unas dos o tres semanas anuncio que aún me quedan días sin aparecer. Estoy en segundo de bachillerato, de ciencias. No sé si sabéis lo que eso implica pero os informaré en tal caso: tengo exámenes todas las semanas, y más de uno y de dos. Y ahora encima trimestrales. Por eso no solo estudio durante la semana, que no suelo pasar por el blog, sino también en fines de semana en los que normalmente escribiría. Por esta razón os digo hasta luego, pero espero poder volver para dentro de no mucho tiempo, ojalá antes de navidades.

Un saludo a todos los que me seguís, y ¡gracias!

sábado, 6 de noviembre de 2010

Ella

¿Por qué me miras así? ¿Acaso soy tan merecedor de tu sonrisa como tú me haces sentir? A veces no me explico por qué tuve la suerte de tenerte. Ahora, que paso más tiempo contigo, que sé más cosas de ti, ahora siento que empieza algo nuevo. Pareces otra persona, ¿dónde está la Carmen que conocí? No lo sé y no me importa. El verte tan cambiada me hace recordar los momentos que no pasamos juntos. Ahora eres más madura, más mujer, cuándo dejaste de ser la niña que conocía? Y como mujer aprovechas las maravillosas dotes de las que puedes presumir. Cómo describir mi mirada, ni yo mismo la vi, ni la pensé. Ver tu pelo ahora corto, liso, moreno, cómo caía sobre tu cuello enhiesto. Mientras bajaba mi mirada a tus dulces senos firmes, ¿desde cuándo usas blusas tan ajustadas? Esos senos en lo que jamás podría haberme imaginado reparando. Tus curvas se hacen perfectas en tu postura sensual. Mis ojos continúan, tu cintura baila en tu caminar suavemente. Y vas a mi lado. Ese trasero grande y bien encurvado, tus zapatitos rosas que parecen tan delicados, ¿desde cuándo usas zapatos tan femeninos? Noto que sigue siendo muy pura tu sonrisa, y me doy cuenta de que son sinceros tus abrazos. Y yo, ¿soy el mismo? ¿Soy acaso más hombre como tú más mujer?
No entiendo cómo pude dejarte ir. Aún estoy a tiempo. ¿Aún estoy a tiempo? ¿Me dejarás? Tenerte, hacer mía la belleza que de ti radia y que a mi empieza a volverme loco.