sábado, 31 de agosto de 2013

A gusto

Ya no existen las cosas pequeñas. Ni las duras tomas de decisiones, ni los exámenes para los que restan unos pocos días, ni las discusiones en casa. No me agobian los planes sobre el futuro cercano, porque no existe. No voy a decidir la hora a la que programaré el despertador para madrugar mañana, porque el mañana no existe.
En silencio os miro y decido que mi reloj tampoco exista. En este momento nada existe, salvo el café, estos dos sofás, vuestra compañía y nuestras risas. Y somos grandes, y este momento es infinito.