sábado, 30 de abril de 2011

Elegía a la juventud temprana

¡Ay, ay! Si tú supieras ver
mi belleza de mujer,
como veo yo en tu dentro
mi deseo maldito
que no se quiere conceder.
No te vayas,
vuelve.
No te vayas, ven.
Ven juventud mía,
acércate.
Hazme sentir viva,
y no muerta, como encuéntrome.
Duele.
Duele el destello de tu piel
al saberlo imposible
de en mis manos caer.
Ay fruto de la juventud,
¿por qué te olvidé recoger?
Tan solo recojo
de mi alma la pena
de no poderte tener.
¿Acaso has amado, tú,
alguna vez?
Sino a los dulces juegos
de infancia,
como niño que eres
y aún ni ves
mi belleza de mujer.
Ay desgraciada y triste,
por no poderte tener.
Por ser yo tan fija en amarte
y desear tu querer,
siendo tú tan niño
y siendo yo tan mujer.
Siendo tú tan dulce
y siendo arrugada mi tez.
Ay, ay de los placeres
que nunca pude tener.

sábado, 23 de abril de 2011

¿Para mí?

Me he retrasado en escribir esta entrada, así que lo haré ya sin más preámbulos:

Recibí hace bastante un premio de varias personas: The best friend in this world, ¡Muchísimas gracias!



Las bases del concurso son: Pasar el premio a los diez mejores seguidores de tu blog. Contar tres verdades y tres mentiras sobre ti en esta entrada. Hacer un link que vaya al blog de la persona que te ha premiado. Empezaré por lo último. Me han premiado:


The Little, de Soy una pequeñas escritora
Carlota, de Perspectivas
Lucía, de Donde habita el olvido
Clara y Joana, Las mejores cosas al amanecer
Escondida entre letras, de Escondida entre letras


El primero es un blog de publicación literaria y de reflexiones; el segundo, de reseñas de toooodo tipo; el tercero también es literario y de reflexiones; el cuarto es tanto literario, como de reseñas; y el último tiene un montón de información sobre concursos y muchas reseñas. Ninguno de ellos tiene desperdicio, por algo los sigo ;)

Tres verdades sobre mí:
Soy muy obsesiva.
Hace tiempo que me cuesta horrores escribir en prosa.
No soy apenas cariñosa físicamente, pero sí verbalmente.

Tres mentiras sobre mí:
Quiero tener el pelo siempre corto.
Leo mucho.
Me es difícil encontrar las cosas positivas en las personas.


Y los diez mejores seguidores de mi blog son:
  • Blanca G.
  • The Little
  • Carlota
  • Lucas Fulgi
  • Lyla
  • Smiley
  • Lucía
  • Amorphis
  • Las mejores cosas al amanecer
  • Daniel Marcos

Otro premio que recibí es el de Tu blog es de mis favoritosTengo que decir cuáles son mis 7 blogs favoritos. El próximo día los 6 siguientes y así hasta llegar a uno (será muy difícil tarea). Me lo ha dado The Little (¡gracias!), cuya dirección de blog la tenéis un poco más arriba.



Mis 7 blogs favoritos son:

jueves, 21 de abril de 2011

Canto a las flores

¡Flores, flores!
¡Cuántos colores!
¡Flores, muchas flores!
¡Menudos olores!
Flores, ¡son flores!
Me incitan sabores.
Flores, sí, flores
borráis mis dolores.
Florecitas, flores,
que las quiero con ardores.

Dichosos los ojos contempladores
de la vital belleza de estas flores
de las que compongo mil folklores
sin ser mis órganos merecedores.

Alegrad a los pájaros cantores,
acercad a mis sentidos esos dulzores
acompañad a los novios en amores
¡Creando la primavera de mis amores!

sábado, 16 de abril de 2011

Úlitmo capítulo

"Esto ha tenido que ser idea de José...", pensaba Andrés mientras Luna apoyaba la cabeza sobre la muñeca, colocando el codo sobre la mesa. Esa sonrisa que portaba ella era lo que a Andrés le había hechizado cuando la conoció. Y ahora estaba tan atónito de que ella estuviese allí que no sabía cómo romper el hielo.
-Andrés, antes de que digas nada quiero serte sincera: te he echado mucho de menos. He dejado de ir a los lugares que frecuentábamos tú y yo porque no podía soportar el dejar de verte cada tarde. No he sabido nada de ti excepto las pocas actualizaciones que has hecho en internet de tu perfil. Sé que rompiste con Ana, y que no has vuelto a salir con ninguna chica. Y estoy muy contenta de que te hayas acordado de mí y quisieras verme. Pero explícame una cosa: ¿por qué has dejado que pasara tanto tiempo?
A Andrés le daban vueltas la cabeza y el estómago. Eran demasiadas palabras las que tenía que asimilar. ¿Desde cuándo él "se había acordado de ella y quería verla"?. Solo una persona que conocía podía ser la culpable de su dolor de cabeza: José, siempre metiendo la pata.
-Luna, ¿te ha invitado José a venir aquí, no?
A Luna se le descompuso el rostro y la sonrisa. Parecía que el amargo gesto de la cara de Andrés se estaba reflejando en la suya.
-Sí, ¿es que no lo sabías?
-Mira, Luna. Todo lo que me has contado está muy bien. Pero si no te he llamado, ¿no crees que he tenido alguna razón para no hacerlo?
-Andrés yo te quería, y creía que tú a mí también -los ojos de Luna enrojecieron y las lágrimas brotaron de ellos sin mesura-. ¿Cómo puedes decirme estas cosas? Cuando José me ha dicho que viniera a veros, me he sentido la chica más feliz y afortunada del mundo solo porque tú te habías acordado de mí, y me he dado cuenta de que te seguía queriendo. Incluso imaginé un montón de besos como aquel que con tanto amor me diste. ¿No significó eso para ti tanto como para mí? ¿No estabas tú también enamorado?
-Creo que no me conoces en absoluto. Yo no me enamoro de nadie. Y ahora, si me disculpas, voy a los servicios a vomitar por todo ese asqueroso romanticismo.
Andrés se levantó de su asiento con frialdad, y se dirigió a los aseos con paso firme. Luna no podía dejar de llorar y en absoluto pensaba que aquello estaba pasando realmente. ¿Y ese era el final que les esperaba? José llegó a la mesa con un té en una mano y un plato con pastelitos en la otra. Luna se levantaba y se dispuso a marcharse. Él la cogió del brazo y le dijo:
-No merece tus lágrimas.
Luna le miró unos instantes, y después se marchó muy rápido de allí. Avergonzada, sentía que solo había perdido el tiempo pensando que podía haber habido algo precioso con un chico tan diferente de ella. Corrió y se refugió entre lágrimas detrás de un arbusto, en el parque de al lado de la cafetería que acababa de abandonar.
Mientras tanto, José esperaba de pie al lado de la mesa a que Andrés volviera del lavabo. Tenía algo muy importante que decirle. Andrés, en cambio, no podía hacer otra cosa que mirarse en el espejo y no reconocer a quien estaba mirando. ¿Qué acababa de hacer? Había desaprovechado la única oportunidad de su vida para vivir el amor que tanto había anhelado en las chicas con las que frecuentaba salir. Luna había sido su primer amor, y la había querido como a nadie. No entendía por qué había hecho eso tan horrible sobre la mejor persona que había conocido. Quizás por esa incapacidad suya de mostrar sus sentimientos, quizás por no haber sabido afrontar una situación tan nueva como lo era el amor en su vida. Solo el recordar los ojos de Luna bañados en lágrimas, le hacía no poder parar de llorar. Escondió su rostro entre sus manos, mirarse solo podía darle asco. Cuando levantó la cabeza vio que José estaba detrás de él, mirándole muy seriamente.
-Me has decepcionado muchísimo Andrés. Te he dado la oportunidad de tu vida para que demostrases lo que vales, y que realmente eres capaz de ser tú mismo como lo eras con ella. Jamás conocerás a nadie igual.
-¡Lo sé! ¡Vete! ¡Déjame en paz!
Andrés solo gritaba y lloraba sumido en la peor de las desgracias que le habían ocurrido.
-¡Sal! ¡Ve a buscarla! ¡Enséñale tus lágrimas y dile que la quieres!
-No puedo hacer eso, y lo sabes.
-No merece la pena seguir mirándote a la cara, eres despreciable. Haces llorar a la única chica que has amado y te da igual. No eres lo suficientemente hombre como para correr detrás de ella y vivir juntos la mejor historia de amor de tu vida. Me das asco.
Andrés sacó del bolsillo la navaja que solía llevar encima y se abalanzó con fuerza sobre José.
-Pégame. Mata a la única conciencia que te ha puesto los pies en la tierra. Destrúyeme y serás libre, como siempre quisiste.
Andrés no tocó ni un ápice del cuerpo de su mejor amigo. Tiró la navaja al suelo y cayó llorando sobre sus brazos.
-Soy una mierda. Soy una mierda...
Era lo único que no podía parar de repetir.
.

viernes, 15 de abril de 2011

Noveno

Llegué un poco tarde a la cafetería en la que José me había citado hacía tan solo media hora. Entré, y estaba el lugar tan abarrotado que no vi a los chicos al entrar. No había visto a Andrés desde aquel beso. El beso. Solo de pensar en él se me ponía el vello de punta.
-¡Luna! ¡Estamos aquí!
Era José, me saludaba desde una mesa pequeñita del fondo del establecimiento. Andrés estaba a su lado, pero apenas podía verle la cara, había demasiada gente de por medio. Lo único que poblaba mis sentimientos era que Andrés se había acordado de mí y quería verme. ¡Me hacía tanta ilusión!
-Hola, chicos.
-Hola, Luna. Siéntate. -José fue tan amable como le recordaba. En cambio Andrés estaba muy pálido y me miraba como a quien se le aparece un fantasma-. ¿Qué quieres tomar, guapa?
-Tomaré un té solo, gracias.
-Voy a la barra a pedirlo, os dejo solos. ¡No empecéis el sexo sin mí!
José se levantó. Supe que lo que quería era dejarnos solos. Pensé que sería porque Andrés tenía algo importante que decirme, así que esperé pacientemente mientras él solo me miraba con los ojos muy abiertos.

Siento haber estado tanto tiempo sin pasar. ¡Gracias a los 64! ¡Y GRACIAS por las recomendaciones de lecturas!

viernes, 8 de abril de 2011

8

Creo que no quedó muy claro en la entrada de antes porque algunos me habéis preguntado: la historia de Luna y Andrés no está aún terminada, ni lo estaba cuando publiqué esa entrada. Solo la escribí para anunciar que la terminaría y por si alguien quería un resumen de la misma. Lo siento si di a entender cualquier otra cosa.
Por otra parte, los capítulos que restan ya están escritos, serán en total 10, aquí dejo el octavo, espero que os guste.

José tardaba mucho. Cuando al fin llegó tenía que pedirle explicaciones:
-Tío, ¿con quién hablabas?
-Con mi vieja, ya sabes que le gusta llamarme de vez en cuando.
-Pero si te he visto que has sido tú el que ha marcado, dímelo, que hay confianza, ¿una novia?
-¡Andrés! Deja de pensar en eso aunque sea solo por un minuto. Es que la he tenido que llamar yo porque...
-No me cuentes tu vida, ¿nos vamos ya?
-Espera. Verás... Hace unos días que... bueno, que sé de una cafetería muy buena donde quizás podríamos ir a tomar algo tú y yo. ¿Qué te parece?
-¡Serás maricón! -pensé que estaba de broma, así que me eché a reír. Pero me equivocaba, iba en serio.- ¿Desde cuándo van los tíos a "tomar algo" solos? ¿Se te ha ido la cabeza?
-Precisamente por eso. Como las cafeterías son para mujeres, tiene que haber un montón por allí, y quizás liguemos y todo.
-Tío, eres muy inteligente.
-En realidad quiero que vuelvas a ser el mismo -y eso lo soltó de carretilla, como si llevara un buen rato esperando para decirlo- Desde aquello que hablamos en mi casa, sobre Luna, ¿te acuerdas? No has vuelto a ser el mismo. No sé ni cómo pudiste romper con tu novia si no pensabas volver a ver a Luna. Haces cosas muy raras desde entonces.
-Eso no es asunto tuyo -le corté lo más rápido que pude y empecé a andar.- Vamos a esa cafetería a hacer amigas.

martes, 5 de abril de 2011

Luna y Andrés 7

-¿Diga?
-Luna, ¿eres tú?
-Sí, soy yo. ¿Quién eres?
-Soy José, el feo y corpulento amigo del todavía más feo Andrés, ¿te acuerdas de mí?
-¡Aah! -Luna se rió como acostumbrada, me sentí como si hiciera siglos que no escuchaba una risa tan bonita, y me pregunté cómo había sobrevivido sin algo así- José, ¡cuantísimo tiempo sin saber de ti! ¿Qué tal estás?
-No va mal -tenía que ir al grano, así que se lo pregunté directamente-: Oye Luna, ¿qué te parece si voy esta tarde a verte al bar donde trabajas y charlamos un rato?
-Pues, la verdad es que ya no trabajo allí, no me traía buenos recuerdos.
-¡Mierda! ¿Y ahora qué hago yo para quedar con ella?
-¿Has dicho algo? Apenas te he oído hablando muy bajito.
-No, nada, no te preocupes. Entonces...
-Entonces podemos vernos en un café que conozco -ya ni me acordaba de que le encantaba interrumpirnos cuando se le ocurría cualquier idea-. No está lejos de aquí.
-¡Estupendo! Dime la dirección -fue en ese momento cuando tuve la certeza de que mi plan iría viento en popa de principio a fin-. Por cierto, Luna, ¿te importa que venga Andrés también? Me ha dicho que tiene muchas ganas de verte.
-...
-¿Luna? ¿Sigués ahí?
-Sí... sí. ¿Andrés ha dicho eso? -su voz cambió a ser la más rápida y entusiasmada que podía poner-. Entonces creo que, viniendo de él, no puedo hacer más que aceptar. Esto ha sido idea suya, ¿verdad? No entiendo por qué ha hecho que seas tú quien me llame, estará arrepentido de llevar tanto tiempo sin dar señales de vida. Bueno, José, ¡nos vemos en media hora!
-¡Adiós!
Ahora solo queda explicárselo a Andrés... O no.

domingo, 3 de abril de 2011

Acaba "Luna y Andrés"

Mi pequeña historia por capítulos del blog. La verdad es que en un principio hubiese querido que fuera más larga, y sacarle mucho más partido, pero como la he dejado tanto tiempo de lado ya no merezco que quede tan bonita como tenía pensado. Por eso vengo hoy a deciros que voy a terminarla con un par de capítulos más, porque quiero acabar lo que empecé. Para los que no tengáis ni idea de lo que hablo, podéis leer los capítulos de la historia aquí, son cortitos, y solo son seis. Y para los que ya no os acordéis de qué iba o no tengáis muchas ganas de leer esos seis capítulos, podéis pedirme un resumen por comentario, y os lo dejaré en vuestros blogs.
Os prometo que crearé otra historia que será más bonita y os mantendrá intrigados muchos días.

¡Un beso! Y gracias por ser 60.

Pasad por AQUI, no tiene desperdicio.