viernes, 11 de noviembre de 2011

Despierto a la mañana

El autobús despierta. Arranca y ronca su run-run. Tres ronquidos rompen el relajado estado de ensoñación que solo la mañana es capaz de regalarme.
Un colegial se despereza, mochila al dorso, compañero al lado, camino de la escuela que les verá, juntos, crecer.
Los párpados se caen de la señora que casi los abre, la que madruga, como este autobús y esta mañana.
El somnoliento caminar no es solo de ese hombre al que cedo mi asiento. Al levantarme, los cristales me enseñan el despertar de aquella joven de zapatillas verdes, de la anciana que luce temprano su madurada vejez digna, y de los trajeados señores, maletín en mano y zapato abrillantado. A todos nos trata por igual, esta mañana, que no se quiere despertar.
Mi reflejo me mira desde la ventana de este autobús que, aunque tímidamente iluminado por el sol que asoma, nocturno pareciera; pues cansado está, y aún casi duerme. Y bosteza. Y bostezo.

11 comentarios:

Ailen Abdala dijo...

Qué bonito.
En las mañanas no se tienen en cuenta los pequeños detalles, si te fijas puedes aprecias esas pequeñas cosas.
Muy hermoso Pía, me encantó.
Que tengas un buen fin de semana^^

Anónimo dijo...

Aiis que sueño tenemos todos por las mañanas jajaja. Me gusta mucho la entrada, como refleja algo de cada persona :) Un besazo!

RaulAQ dijo...

Esas mañanas las conozco perfectamente. Bonita entrada.
Un besazo princesa.

Juan Ojeda dijo...

Qué placer encontrarme con un texto tan bello. Últimamente, como lector, me atrae mucho cuando lo que me conmueve es absolutamente cotidiano, cuando se encuentra en lo más instantáneo otra vuelta de tuerca, porque una de las funciones más sublimes de la literatura es hacer de la palabra una gubia para tallar otras, para resignificar lo que toca.

Y eso sucede aquí, el protagonista-espectador-escritor de este breve cuento capta un instante y logra expandirse sobre ese instante como un bostezo que por un momento nos priva de escuchar a los demás sonidos, y acabamos bostezando dentro del bus, como el bus, que ronca y bosteza al mismo tiempo.

Un fuerte abrazo, excelentes letras.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Estupendas las cosas que nos dejas.

Saludos!

Miss Frenesí dijo...

Una de las cosas que me más me gustan de los autobuses es la variedad de gente que va en ellos (cosa que es drescrito muy bien!)
Un beso enorme :)

Lucas Fulgi dijo...

Qué final más brillante. Me encanta este poema... creo que es mi favorito de lo que leí por acá. Muy visual, me sentí ahí.

Abrazo

Anónimo dijo...

Muy bueno el final, me ha encantado.
Un beso
(con un toque otoñal)

Anónimo dijo...

Me traes recuerdos de mis marchas al trabajo, cuando todavia no me habia atrapado la prisa, el volante, el salir con la hora pegada a mi sombra. Me encantaba el autobus, iba sobrado de tiempo,salia de casa sin haber cantado el gallo, y, tranquilo, me dedicaba a observarlo todo, a fantasear.Un saludo Pia.

Lúa Neverland dijo...

Hacía tiempo que no pasaba por aquí,pero no me he sorprendido,sigues escribiendo igual de bien que siempre.Me ha encantado el texto :)

LA ZARZAMORA dijo...

:)
ya somos dos... esos bostezos me son muy familiares.
Besos, Pía.