Sus manos estaban frías, y no comprendía cómo, o porqué, ya que su cuerpo estaba muy caliente, o quizás frío, como sus pensamientos.
Hacía rato que había perdido la concepción del tiempo, o que llevaba contados siete minutos, u ocho. Intentó blanquear por completo su pensamiento, momento justo en que él se revolvió en el lecho que los sostenía, para colocarse sobre ella. Ahora no lo sintió tan cálido como minutos antes, o como cuando, horas antes, había estrechado sus manos en su pecho para calentarlas. En definitiva, ese detalle había sido el precursor de aquella locura.
Sus manos seguían estando frías. Él continuaba colocándose sobre ella, ¿se había quedado con ganas de más? Ella no pero, para cuando su helada mirada pudo encontrar los ojos de aquella bestia, él ya estaba dentro de ella, agitándose.
-¿Qué tipo de lujuria es esta? -recordaba haberle preguntado en ese instante al animal que allanaba sus entrañas.- Creía que ibas a darme calor.
Ya no sabía si lo había llegado a decir, o si lo había dicho tan bajo que él, tan concentrado, no había llegado a oírla. Ya no sabía, tampoco, qué hacía allí, yaciendo en una cama bajo tan profunda sumisión hacia el que, horas antes, la había conquistado en la barra de un pub de segunda categoría.
-Yo no soy de esas. -Y esta vez sus susurro llegó al oído de su improvisado amante que, impasible, prosiguió con sus movimientos.
Se preguntó qué sentía. Se preguntó qué había sentido cuando se había dejado desnudar por primera vez, y besar, y acariciar por un desconocido. Se preguntó qué dirían sus amigas si les contaba que ya no era casta, que el atractivo hombre que se la había llevado consigo en un coche negro la había metido en su cama.
Ya no quería preguntarse más qué había sentido. Solo creía saber que no le había gustado. También sabía que ya no podía perder la virginidad con un novio que la amaba o que también la perdía junto a ella, como siempre había soñado. Concluyó que la primera vez estaba sobrevalorada, y que el amor y la carne a veces se soltaban de la mano. Ya habían acabado los mitos. Ya podía, libre, tener sexo con quien quisiera y cuando quisiera.
"Yo no soy así". Pensó. Pero no dejó que se escapara de sus labios. Dejó de preguntarse qué estaba haciendo con su vida.
Sus manos, que yacían casi tan gélidas como su mirada humedecida, rodearon el torso de su acompañante, cuyos gemidos empezaban a sonar más fuerte.
15 comentarios:
wow, que buen relato!
Hay cosas que realmente están sobrevaloradas pero aún con eso hoy en día hay mucha gente con principios y costumbres que perduran a pesar de todo.
Pobre chica, supongo pues no parece ser lo que quería.
Un placer leerte Pía.
Saludos!
Bonito relato que da de pensar ¿Es tan importante perder la virginidad con alguien a quien amas?¿O, es simplemente un instinto animal?
Me ha gustado mucho.
Un besazo mi niña.
Muy bueno, da mucho sobre lo que pensar.
Un texto de contenido duro, que ofrece muchas aristas que comentar pero nos faltan elementos para ello, ya que el máximo interés se centra en la decepción ante el comportamiento sexual del hombre y el consiguiente replanteamiento (o venirse abajo) de cualquier destello de seducción que ella sintiera por cualquier otro motivo. Cuento con esa posible seducción, porque es poco creíble que fuera engañada llegando hasta una cama sólo bajo el pretexto de calentarse las manos. Dicho esto, ¿la chica se hubiera sentido igual si ese hombre, aunque mucho mayor que ella, se hubiera comportado con ternura y sin prisas para acariciarse ambos, en lugar de ser no más que egoísta en su placer?. Bueno, como digo, detrás de esta historia podría haber demasiados elementos de comportamiento muy complejos.
Un abrazo y besos, Pía
Si ella se seguía enfriando iba a parecer muerta.
Me da la sensación que no quería ni una cosa ni la otra... ni esperar al amor ni agarrarse al primero que venga. Quizá creyó que el amor iba a llegar con el primero que encontrase en un bar.
Sin duda, la primera vez esta sobrevalorada, y puede ser una experiencia muy hermosa o un hecho frustrante. Que al hombre le resulte atractiva la virginidad, pienso que es por su propia inseguridad.La virginidad, puede ser para muchas mujeres una virtud, pero tambien un lastre, una cuna de miedos y frustracion. Esta claro, que hablando en terminos perfectos e ideales, perder la virginidad al mismo tiempo ambos amantes, seria lo mas, pero en el sexo, al igual que en su hermano putativo, el amor, los que intervienen pueden ser verdaderos torpes o egoistas desconsiderados,por lo que el estado de perfeccion es harto dificil. Desde mi punto de vista, en el tema del sexo en la primera vez, yo creo que es mas importante el como se pierde esa virginidad, que el con quien se pierde, a veces es incluso mas gratificante perderla solo que con alguien. Un abrazo Pia, buen texto, da para sacar analisis.
Quizá algunos le den más importancia a la virginidad de la que tiene y otros menos de la que deberían. Muchas veces lo ideal no está en el término medio sino en saber encontrar la medida justa que hace feliz a la propia persona. Y si la protagonista ha determinado que la primera vez estaba sobrevalorada, será porque sólo de esa manera encontrarán sus pensamientos satisfacción y descanso.
Besos Pía :)
Me he sentido muy identificada con tu relato, Pía... sin duda tu blog es una de las joyitas que he encontrado por aquí, suma una seguidora a tu lista :)
Un texto excelente, abre una cantidad increíble de artistas alrededor del tema. Lo que más me resalta es lo difícil que puede llegar a ser descubrir el propio deseo; más allá de las imposiciones culturales (hacia cualquier lado) resulta complejo ir "podando" lo accesorio y encontrarnos con la propia voluntad. puede llevar más de una vida en términos espirituales, por eso a veces es tan difícil entender el accionar de las personas.
Genial forma de tratar el asunto, dulcemente hospitalaria.
Un gran abrazo Pía.
Esa primera vez se ha mitificado tanto que ya carece de sentido. Pero también suele marcar el resto de una vida sexual sana.
Besos,Pía.
Excelente post.
Que triste cometer un error así y casi sind artse cuenta. Que triste entregar algo más valioso que el cuerpo a alguien que no vale la pena.
Un abrazo, Pía, como siempre, un exelente relato.
Hacía tiempo que los patos no se pasaban por este blog tan magnífico, intentaremos visitarlo mas a partir de ahora,que hay mas tiempo ¡un abrazo!
Hola Pía,cada uno da valor a lo que cree importante, es íntimo y personal, por lo tanto totalmente respetable...
Gracias por tus bellas letras, pasa buena tarde, besos sinceros..
Pues sí, las primeras veces suelen estar sobrevaloradas.
Un beso enorme bonita :)
Si que es cierto que suelen estar sobrevaloradas, pero de ahí a infravalorarlas, tampoco, creo yo. De todos modos cada cuál hace lo que le apetece con su vida.
Me encanta leer tus textos, es una verdadera pena que estos días haya estado inactiva.
Un beso :)
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