A tu encuentro me aproximaba. Bajo la clandestinidad de una historia solo entre tú yo yo. Tu regalo me esperaba, y yo no me retrasaba. Al contrario: corría. La respiración en mí no entraba, mi interior de tu ilusión se llenaba, y no cabía ni una sola cosa más en él. Llegué al lugar donde me esperabas. Pregunté por lo tuyo. Allí tu regalo se encontraba: lo recogí. Y sentada bajo el fluir del agua de la más bella fuente de árboles rodeada, abrí el paquete que en la mano llevaba. Contenía un regalo y una carta. Y comprendo por qué casi lloraba. Estaba emocionada. Me levanté del banco en que sentada estaba, tras leer la carta. ¡Y menuda cara de felicidad por las calles llevaba!
Tengo que daros una noticia: recientemente me han regalado un billete para mi futuro como escritora: una pequeña "libreta de escritora". Es así porque es pequeñita, y puedo llevarla siempre conmigo para cuando me invada la inspiración. Es genial, y es el mejor regalo que podían hacerme.